Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, la Duquesa de Alba, murió a los 88 años en Sevilla, ciudad en la que vivió sus últimos años y en la que se casó por tercera vez.
Nació en un palacio, el de Liria en Madrid, pero siempre le gustó pisar la calle y desafiar los convencionalismos: un ejemplo de ello, sus tres matrimonios, el gusto por la ropa de color, las cirugías y sus continuos viajes y salidas nocturnas.
En 1947, Cayetana, siguiendo las recomendaciones de su padre, contrajo matrimonio con el ingeniero industrial Luis Martínez de Irujo y Artázcoz. hijo de los duques de Sotomayor y marqueses de Casa Irujo. El enlace tuvo gran repercusión, incluso el periódico Liberation lo calificó como «la boda más cara del mundo» al costar cerca de los 20 millones de pesetas de la época.
Tras enviudar la duquesa se volvió a casar en 1978 con Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate, un doctor en Teología, cuya condición de ex-sacerdote jesuita causó escándalo.
Cuando tenía 85 años anunció su tercer y último matrimonio con Alfonso Díez, un funcionario de la Seguridad Social 25 años más joven que ella.
Cayetana de Alba ostentó el récord de ser la persona con más títulos nobiliarios en el mundo y, según la revista Forbes, su fortuna (que comprende propiedades y exclusivas obras de arte) es la octava de España, y se piensa está avaluada en 3.500 millones de dólares.
De hecho el patrimonio figuran varios palacios, de Liria, Las Dueñas y Monterrey, además de los castillos La Fortaleza de Monterrey, de Andrade, de San Jorge de Moheche, de Narahío, de Alba de Tormes y de Torreón de Alba de Torres.
También hay que agregar la biblioteca con 18.000 volúmenes y el archivo histórico del palacio de Liria, así como el mobiliario ubicado en los diferentes inmuebles de la familia. Pero sin duda, lo que más llama la atención es su impresionante colección de obras de arte, que fue iniciada por el tercer duque de Alba en el siglo XVI y que está compuesta, entre otros, por El Greco, Rubens, Goya, Sorolla o Murillo.
Previniendo las luchas por su herencia la Duquesa procedió al reparto adelantado de su herencia por medio de una donación escriturada, en 2011, algo que convirtió a sus seis hijos en titulares de sus bienes aunque la Duquesa siguió administrando su patrimonio hasta su fallecimiento.