¡Silencioso, económico y sostenible! Un nuevo medio de transporte está ganando espacio frente al auto y al transporte público en Chile. Con más de 1,5 millones de viajes diarios, según cifras del Ministerio de Transportes, la bicicleta ha dejado de ser un simple medio recreativo.
De hecho, actualmente, ha logrado consolidarse como una verdadera alternativa de transporte urbano en Chile. Su uso ha crecido de manera sostenida en los últimos años, impulsado por la necesidad de una movilidad más ágil, económica y amigable con el medio ambiente.
Este fenómeno se refleja en la creciente popularidad de las actividades organizadas por municipios. Los cuales transforman calles y avenidas en circuitos exclusivos para ciclistas durante los fines de semana. Sin embargo, aún quedan desafíos por enfrentar.
“Aunque ha habido un aumento evidente, este uso puede seguir creciendo. Para eso se necesita una política pública que invierta en infraestructura y, sobre todo, que aumente la sensación de seguridad para quienes pedalean”, afirma Marcelo Muñoz Lara, director de la Escuela de Educación de la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO).
Muñoz destaca que la bicicleta sigue siendo un medio de transporte accesible, saludable y sustentable. Además, sus beneficios físicos son ampliamente reconocidos. El uso regular contribuye a mejorar la salud cardiovascular y respiratoria, fortalece la musculatura, incrementa el equilibrio corporal y ayuda a reducir el porcentaje de grasa corporal, dependiendo de la frecuencia e intensidad del ejercicio.
“Tiene un impacto positivo en el tejido pulmonar, mejora la eficiencia respiratoria y actúa directamente en el control del estrés, lo que la convierte en una excelente aliada para enfrentar la rutina diaria”, explica elacadémico.
¿Cuáles son los beneficios tangibles del uso de la bicicleta en Chile?
Para quienes están pensando en incorporar la bicicleta como parte de su día a día, ya sea por salud, recreación o transporte, el especialista sugiere considerar aspectos clave.
Específicamente indica que es fundamental elegir un modelo adecuado según el uso previsto. Además, se deben privilegiar rutas con ciclovías seguras, planificar el trayecto completo y utilizar siempre implementos de seguridad. Como lo son los casco y reflectores.
“La planificación es esencial. Hay que pensar que el cansancio puede jugar una mala pasada si no se calcula bien el esfuerzo físico”, advierte Muñoz.
La práctica constante del ciclismo, además de los beneficios físicos, tiene efectos positivos en la salud mental y social. De hecho, el experto reveló que la bicicleta ayuda a prevenir enfermedades crónicas no transmisibles. Como lo son la hipertensión o la diabetes. Por otro lado, mejora la convivencia vial, fortalece el autocuidado y aporta a la construcción de comunidades más sostenibles.
“La actividad física mejora el bienestar general. Pero también impacta en la manera en que nos relacionamos. Fomenta el respeto, la convivencia y una mejor calidad de vida urbana”, concluye el experto.
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