Siempre lo digo… las fiestas masivas no son lo mío, es que el exceso de ruido, los tumultos y la felicidad exacerbada me agota rápido. Sin embargo, este año, parece que estoy menos mañosa y la música folclórica en los supermercados, los planes de viajar para pasarlo bien en este fin de semana XL y el bombardeo de noticias respecto a panoramas y platos dieciocheros no me hacen molestan en lo más mínimo. ¿Cómo que uno no cambia con los años?
Como ando de lo más tricolor quise averiguar el origen de algunos de los componentes más típicos de esta festividad, así que te invito a conocer cómo surgieron las tradiciones que nos definen como chilenos…
Desde España llegó a nuestra mesa
La empanada es sin duda uno de los símbolos gastronómicos más icónicos de la cultura nacional, ya que en las fondas y en las mesas familiares de los domingos suele estar presente. Su nacimiento se remonta a España Medieval, donde las primeras se preparaban con rellenos de carne y pescado. Esta receta fue traída a América por los colonizadores, y acá se adaptó rápidamente a los ingredientes locales, convirtiéndose en un alimento cotidiano durante la época colonial.
Se cuenta que en 1540 Inés de Suárez fue la primera en preparar una empanada chilena y al tener noción de la masa española, tomó los ingredientes que tenía a mano y cocinó las primeras empanadas con un relleno de pino que los mapuches llamaron “pirru” (de ahí la palabra) el cual consistía en la mezcla de carne picada y cebolla. En la actualidad los ingredientes y aliños van variando de acuerdo a la región, pero la mayoría lleva además huevo y pasas.
Las Fondas o Ramadas
Las fondas, ven la luz en el Siglo XIX, cuando los chilenos comienzan a celebrar la independencia. Cómo era una fiesta improvisada en el lugar que estuvieran levantaban algunos palos de madera que techaban con ramas y decoraban con telas de colores. En esos lugares se comía y bebía bastante entorno a música en vivo y juegos tradicionales.
Durante la época de la Colonia, las autoridades permitían estas fiestas populares como una manera de mantener a la población entretenida y celebrando en conjunto, consolidándose así como una tradición que perdura.
¡Volantín tín tín!
El elevar volantines se ha convertido en un panorama familiar que se disfruta al mil por ciento y es que este cometa volador de origen asiático (China) cautivó por asociarse con la primavera y la libertad, lo que sin lugar a dudas es el significado que tiene el 18. La práctica de encumbrar volantines viene desde la Colonia y se le atribuye a los misioneros católicos que competían entre ellos creando llamativos volantines, los que más tarde hacían volar mostrando los dotes de hacerlo llegar más alto y lejos.
El propósito de este juego, especialmente en zonas rurales, es evitar el acoso de otros volantines, así como también la pesca del volantín, que esta consiste en ir a buscar la cometa que perdió la batalla para guardarlo como trofeo.
Desfile con inspiración Republicana
La Parada Militar es otro de los eventos más esperados del 18 de septiembre y tiene sus orígenes en la tradición republicana de mostrar el poderío y disciplina de las Fuerzas Armadas. La primera Parada Militar oficial se realizó en 1832, bajo el gobierno del presidente José Joaquín Prieto, y desde entonces se ha llevado a cabo ininterrumpidamente en el Parque O’Higgins de Santiago, simbolizando el compromiso de los militares con la patria.
Este desfile no solo honra a las Fuerzas Armadas, sino que también sirve como una muestra de unidad y orgullo nacional.
A jugar
La rayuela: Este juego, que consiste en lanzar tejos a una línea marcada en el suelo, nace en la época colonial y es un reflejo de las costumbres rurales que se practica hasta hoy, al igual que el palo encebado, que consiste en intentar trepar un poste cubierto de grasa para alcanzar un premio en la cima. Este juego tiene sus raíces en Europa, y llegó a Chile como parte de las festividades religiosas del siglo XIX.
Trompo: Este juego se conoce desde la época romana. La llegada de los españoles a Chile lo llevó a ser muy popular.
En nuestro continente los emboques tienen un origen desde épocas precolombinas. En Yucatán se ha encontrado un tratado maya que data del período clásico (entre el 250 y el 950) sobre un juego autóctono parecido, pero en el cual las bolas eran cráneos humanos.
La gallinita ciega: Se basa en la historia de un caballero francés que perdió la vista en una batalla y luchó sin perder la vista durante toda la guerra. Este juego lo rinde homenaje.
Se les movió el piso
El Terremoto tiene varias historias, pero la que más se repite sobre este trago hecho de la fusión de granadina, Pipeño y helado de piña fue que en 1985 en el Bar El Hoyo, un periodista alemán junto con “gringos” estadounidenses que llegaron al país a reportear lo ocurrido en el terremoto, en uno de sus descansos pidió un vaso de “alguna bebida nacional”. Se les dio pipeño y al estar con mucho calor también pidieron helado de piña para mezclarlo. Les gustó tanto que se pasaron de grados alcohólicos y entre bromas dijeron que «ese sí era un verdadero terremoto».
Anticuchos
Se tiene conocimiento de que en la era precolombina, los indígenas peruanos de las montañas de los Andes comían trozos de carne de llama con una mezcla de hierbas y ajíes. Sin embargo, no fue hasta la época colonial cuando el plato comenzó a incorporar los ingredientes que lo hacen tan popular hoy en día.
En aquel tiempo, los ciudadanos españoles consumían carne condimentada con vino y especias, que se envolvían en palitos como si fueran brochetas. Además, al cocinarla, eliminaban toda carne no noble, como las vísceras y menudencias de res, la que era consumida por los esclavos africanos. Por lo tanto, los trabajadores emplearon la fórmula española para preparar los anticuchos, utilizando el corazón (lo más semejante a la carne). Pronto se aderezarían con chicha y vinagre.
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