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Voy a ser honesta: me carga ir al mall. Siempre está lleno, el aire acondicionado parece programado para congelar a los que van sin chaqueta, y la gente camina apurada como si estuviera en una carrera de descuentos. Pero ahí estoy, una y otra vez, cayendo en la trampa del “solo voy a mirar”.
Y claro, “mirar” se transforma en “bueno, total está con 40% de descuento”. El Día Mundial del Shopping —celebrado cada 11 de noviembre— es la apoteosis de esa locura colectiva: vitrinas rebosantes, sitios colapsados, tarjetas ardiendo y una sensación casi ritual de pertenecer al festín del consumo.
La fiesta del consumo global
Lo que empezó como una estrategia comercial en China, con el famoso “11.11” o Singles’ Day creado por Alibaba en 2009, se transformó en el evento de compras más grande del planeta. Hoy supera incluso al Black Friday y al Cyber Monday en ventas globales. En su última edición, movió más de 150 mil millones de dólares a nivel mundial.
Chile no se queda atrás. Las plataformas de comercio electrónico, como Mercado Libre, Falabella y Paris, aprovechan la fecha para lanzar sus propias versiones del evento. Los consumidores, en tanto, esperan estas fechas con la misma anticipación que una final de fútbol. Según datos de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), un 73% de los chilenos dice planificar sus compras para los días de oferta masiva.
El fenómeno no es casual: vivimos en una cultura donde comprar se asocia con bienestar, éxito y estatus. En un país donde la presión económica convive con la necesidad de “mostrar que se puede”, el acto de consumir se volvió una forma de escape y validación social.
Radiografía del comprador chileno 2025
El chileno 2025 es un consumidor digital, impaciente y cada vez más informado. Pero también más emocional. Según un estudio de GfK Chile, el 68% de las personas compra “por impulso” al menos una vez al mes, y un 42% admite haber comprado algo que no necesitaba solo por estar en oferta.
En términos demográficos, las mujeres siguen liderando las compras presenciales en retail, mientras los hombres dominan el e-commerce. Sin embargo, el nuevo consumidor chileno está marcado por la culpa post compra: compra, disfruta un rato y luego siente ansiedad o arrepentimiento.
“Las compras compulsivas son la nueva versión del alivio rápido. Se compran cosas para llenar un vacío emocional, no una necesidad real”, concuerdan los psicologos. “El problema es que esa gratificación dura minutos, pero las consecuencias —deudas, culpa o ansiedad— pueden durar meses.”
¿Panorama familiar o anestesia emocional?
Los malls se convirtieron en el nuevo parque urbano. Tienen aire acondicionado, cafeterías, Wi-Fi y entretención para los niños. Para muchos padres, ir al mall es el “panorama seguro” de fin de semana. Pero ¿es realmente sano?
Los expertos dicen que “El mall cumple la función de encuentro, pero bajo una lógica de consumo. Los niños aprenden desde pequeños que el ocio está ligado a gastar. Y eso distorsiona la noción de placer y tiempo libre.”
No obstante, no todo es negativo. Los centros comerciales también se transformaron en espacios de socialización. En ciudades donde la inseguridad o la falta de áreas verdes complican los paseos familiares, el mall ofrece una sensación de protección y rutina. “El problema aparece cuando ese es el único espacio de conexión familiar. Si todo panorama involucra gastar, se pierde el valor de lo simple”.
¿Soy comprador compulsivo?
La compra compulsiva —o oniomanía— está reconocida por la Asociación Americana de Psiquiatría como un trastorno del control de impulsos. No se trata de que te encante vitrinear o aprovechar ofertas; se trata de perder el control.
Algunos signos de alerta:
- Compras para aliviar emociones: tristeza, soledad o aburrimiento.
- Mentir sobre gastos: ocultar compras o minimizar su valor.
- Uso excesivo de crédito o endeudamiento constante.
- Sensación de euforia al comprar, seguida de culpa o ansiedad.
- Acumulación de objetos sin uso o con etiquetas puestas.
Los profesionales de la salud advierten: “El comprador compulsivo no busca un producto, busca un alivio. Es una adicción conductual que funciona como cualquier otra: con tolerancia, pérdida de control y síndrome de abstinencia emocional.”
- Haz una lista antes de salir o conectarte. Parece obvio, pero ayuda a poner límites.
- Evita comprar cuando estás triste o estresado. Es cuando el impulso manda.
- Desactiva notificaciones de descuentos. No necesitas saber que hay “50% solo hoy”.
- Espera 24 horas antes de comprar algo costoso. Si al día siguiente lo sigues deseando, quizás sí lo necesitas.
- Revisa tus finanzas antes de cada compra grande. El autocontrol se entrena, no se improvisa.
Chile: país de malls
Actualmente, Chile cuenta con más de 130 centros comerciales, concentrados principalmente en la Región Metropolitana, que agrupa el 40% del total. El sector retail emplea a más de 300 mil personas y sigue siendo uno de los motores del consumo interno.
Pero el modelo muestra fisuras: los malls ya no son solo vitrinas, sino experiencias. Incorporan gimnasios, coworks, clínicas, universidades y hasta residencias. Se adaptan para sobrevivir ante el auge del e-commerce.
¿El futuro de los malls? Del templo de consumo al museo del pasado
Con el crecimiento del comercio online y la inmediatez digital, los expertos predicen una transformación radical. “Los malls del futuro serán más experienciales que comerciales. Espacios de cultura, gastronomía y bienestar. El concepto de ir a comprar cambiará por el de ir a vivir algo”, señala el economista urbano Rodrigo Canales.
En 2030, se estima que el 45% de las compras retail en Chile se realizará en línea, lo que obligará a los centros comerciales a reinventarse. Algunos ya lo hacen: Mall Plaza y Parque Arauco apuestan por integrar tecnología, arte y sustentabilidad, buscando un vínculo emocional más que económico con el visitante.
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