Este domingo en un nuevo capítulo de “De Tú a Tú”, Martín Cárcamo se dirigió nuevamente a Miami, Florida, para conversar con el cantante y animador chileno Luis Jara, que se encuentra radicado allá desde hace un año.
El conductor llegó a una lancha perteneciente a un amigo del cantante, donde éste lo estaba esperando para conversar mientras navegaban por North Miami Beach.
El difícil momento del cantante
La conversación se centró en algunos de los duros momentos económicos que sufrió el cantante a inicios de su carrera, partiendo con la muerte de su padre por un cáncer.
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“Mi papá me dejó un reloj Citizen y millones de pesos de deuda. Fueron 28 millones el año 92, una fortuna, impagable. Yo tenía 26 años, no tenía un peso y no sabía de dónde sacar. Estaba abrumado, pasando un muy mal momento, y era muy chico para asumir esa responsabilidad. Imagínate que yo mantenía mi casa desde los 16 años”, contó.
El gesto de apoyo de Felipe Camiroaga
Es entonces cuando acudió a un amigo televisivo que le dio una mano. “A mí me prestó plata hasta Felipe Camiroaga”, confesó Luis Jara.
Además, reveló que “fui a su casa. Él vivía en Comandante Malbec con el Kiwi y con Bibiano Castelló. Me hizo un cheque. Después yo vendí mi casa en El Quisco con todo adentro y con eso aplaqué un poco las deudas, y le devolví la plata”, señaló Luis Jara sobre la ayuda de Felipe Camiroaga.
A pesar de que ese año logró su primer éxito con “Un golpe de suerte”, no le bastó para afirmarse. “Ya había pagado lo de mi papá y pedí créditos para hacer una gira por EE.UU. Cuando ya me había gastado lo que no tenía y estaba con millones de deudas, llego a Chile y mi sello, la EMI, me echó, porque yo no vendía discos. Era un éxito radial pero no era un boom de ventas”, contó el cantante.
Según recordó, esto lo sumió en una severa depresión. “Me metí a la cama y no salí más. La barba me llegaba hasta acá. La Silvana se levantaba a hacer clases a San Gabriel y ella sostuvo la casa”, dijo. Hasta que recibió una llamada de Felipe Pozo, director ejecutivo de Chilevisión, ofreciéndole animar “¿Cuánto vale el show?”.
“Yo pensé: ‘¿Pero cómo yo voy a animar, si yo soy cantante? Yo quiero ser Luis Miguel, uso jopo y camisas vistosas’”, confesó. Fue sólo gracias a Silvana que se decidió a aceptar. “Me dijo: ‘Yo cuando te conocí me casé con un guerrero, yo me enamoré de ti por eso, cómo has levantado tu vida tantas veces. No te veo acostado. No te reconozco. Yo que tú me levanto, me afeito y voy’. Con ese argumento no pude hacer otra cosa que levantarme y afeitarme”, contó.
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