Getty Images
Ser secretaria es mucho más que contestar teléfonos o agendar reuniones. Es tener vocación para aguantar el ritmo, paciencia para lidiar con jefes y clientes, discreción para guardar secretos y, claro, la habilidad de hacer mil cosas a la vez sin perder la calma. Y esa capacidad de multitasking la tenemos las mujeres de manera natural. Por eso hoy, en el día de la secretaria, no me queda más que aplaudirlas: porque sin ellas, la oficina simplemente no funciona
Perspectiva de género en el secretariado
El rol de la secretaria ha estado marcado históricamente por una fuerte carga de género: de ser un oficio masculino en sus orígenes, pasó a feminizarse en el siglo XX, y esa transformación arrastró estereotipos y desigualdades que aún se discuten.
- Orígenes masculinos: El término secretarius en la Edad Media designaba a hombres cercanos al poder —reyes, papas, señores feudales— encargados de asuntos confidenciales.
- Feminización del rol: Con la expansión de las burocracias públicas y privadas en los siglos XIX y XX, y la llegada de tecnologías como la máquina de escribir, muchas mujeres de clase media ingresaron al trabajo administrativo. Esto transformó el oficio en un espacio laboral predominantemente femenino.
- Estereotipos y subordinación: La feminización vino acompañada de una carga simbólica: la secretaria como figura subordinada, discreta y servicial. Estudios en Chile muestran que esta percepción se vinculó a la “domesticidad” trasladada al espacio laboral, reforzando la división sexual del trabajo.
- Transformación profesional: Desde fines del siglo XX, asociaciones de secretariado y programas de formación técnico-profesional han buscado dignificar el rol, otorgando certificaciones y nuevos títulos como “asistente administrativa” o “ejecutiva”. Esto ha permitido reconocerlas como parte activa en la estructura organizacional, aunque la brecha de género sigue presente en salarios y jerarquías.
- Perspectiva crítica: El secretariado se convirtió en un ejemplo de cómo la incorporación masiva de mujeres al trabajo remunerado no siempre significó igualdad: muchas veces se las confinó a tareas de apoyo, con menor reconocimiento y posibilidades de ascenso. Sin embargo, la reivindicación del rol y la lucha por profesionalizarlo han sido claves para cuestionar esos estereotipos y abrir espacios de autonomía.
Evolución del rol
Hasta mediados del siglo XX, las secretarias se formaban en mecanografía, taquigrafía y ortografía, y su trabajo se centraba en tareas básicas como redactar cartas, archivar y atender teléfonos. Sin embargo, con el crecimiento de las organizaciones y la llegada de la tecnología, el rol se transformó: hoy exige manejo de software, coordinación de agendas, comunicación corporativa y logística.
Además, el secretariado pasó de ser un oficio subordinado a convertirse en una profesión reconocida, con títulos como asistente administrativa o ejecutiva. De hecho, muchas funciones antes propias de mandos medios recaen ahora en ellas, lo que elevó su responsabilidad y las consolidó como piezas clave en la gestión moderna de las oficinas
Ya no es igual
Antes:
- Formación en liceos comerciales o cursos técnicos.
- Énfasis en mecanografía, taquigrafía y ortografía.
- Tareas operativas: escribir cartas, archivar, atender teléfono, mecanografía.
- Rol dependiente del jefe inmediato, con subordinación jerárquica clara.
- Imagen asociada al estereotipo: buenas maneras, amabilidad, discreción; “la secretaria” como accesorio del jefe.
- Ambiente de trabajo centrado en tareas mecánicas, con equipamiento básico (máquina de escribir, papel).
Hoy:
- Formación técnica o profesional, con conocimientos administrativos y tecnológicos.
- Manejo de software, protocolos empresariales y herramientas digitales.
- Gestión integral: agendas, coordinación, organización de reuniones, manejo documental digital, comunicación interna y logística.
- Rol más autónomo, con participación en la estructura organizacional.
- Funciones de apoyo estratégico, con profesionalismo y eficiencia.
Mitos, estereotipos y realidades
Los mitos, muchas veces difundidos por la cultura popular, han acompañado la imagen de la secretaria. Algunos ejemplos:
La que lo sabe todo del jefe
Maneja su agenda, correos, documentos y hasta viajes… lo que alimentó la idea de que conoce hasta sus secretos más íntimos.
La que se ocupa de lo personal
Pagar cuentas, coordinar vacaciones o incluso tareas familiares: una mezcla de lo laboral con lo doméstico que degradaba el rol profesional.
La “seductora” de la oficina
El estereotipo instalado por películas y publicidad que la mostraba como subordinada, sexualizada y con posibilidad de romance con el jefe.
La discreta y sumisa
La expectativa de que debía ser callada, obediente y complaciente, disponible incluso para demandas personales, un rol servil que muchas cuestionaron desde la segunda mitad del siglo XX.
Películas icónicas
Working Girl (1988)
Clásico de los 80 donde una secretaria ambiciosa (Melanie Griffith) aprovecha una oportunidad para demostrar su talento y ascender en el mundo corporativo.
Secretary (2002)
Protagonizada por Maggie Gyllenhaal y James Spader, aborda la relación compleja y poco convencional entre un jefe y su secretaria, mezclando poder, dependencia y deseo.
Cómo eliminar a su jefe (1980)
Con Jane Fonda, Lily Tomlin, Dolly Parton. Una crítica directa a los abusos laborales hacia secretarias: acoso, explotación, desigualdad salarial. Se volvió referente feminista y laboral.
El Diablo Viste a la Moda (2006)
Aunque más centrada en el rol de asistente persona (Anne Hathaway (Andrea Sachs), muestra la exigencia y presión de trabajar para una jefa poderosa en el mundo de la moda (Meryl Streep).
Canciones de secretarias
- Pobre secretaria — Daniela Romo
- Secretaria — Mocedades
- Hombre perfecto — Ana Cirré
- Heroína Solitaria” – Pimpinela
- Se dice de mí” – Yolanda Rayo (cortina de Betty la fea)
También puedes leer en Radio Imagina. Tras ser internada de urgencia: Confirman muerte de querida actriz tras presentar preocupante estado de salud