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¿Qué es la violencia vicaria? Casos de Olivia, Anna y Yaiza

El caso de Anna y Olivia visibilizó la violencia vicaria. Pero el de Yaiza, asesinada por su madre, complicó la comprensión de este fenómeno.

El caso de Anna y Olivia, de uno y seis años, asesinadas por su padre Tomás Gimeno, visibilizó la violencia vicaria. Pero el caso de Yaiza, niña de cuatro años asesinada por su madre para vengarse de su ex pareja, complicó la comprensión de este fenómeno. Ambos casos ocurrieron con pocas semanas de diferencia en España y le dieron la vuelta al mundo.

Un hombre, Tomás Gimeno, mata a sus hijas para vengarse de su ex esposa, Beatriz Zimmermann, madre de sus hijas. Es un caso claro de violencia vicaria. Una tipoligía de violencia machista en la que el hombre busca causar el mayor daño posible a la mujer, tras perder el control sobre ella.

En la violencia vicaria, el vehículo para causar ese daño inimaginable, suelen ser los hijos, pero puede ser otro ser querido. El objetivo de la venganza es la mujer, que suele ser la madre. Todo esto se enmarca en un esquema de violencia. Uno que tiene diversos matices.

La violencia psicológica, emocional, física y económica suelen preceder o presentarse de manera simultánea en la violencia vicaria.

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Como en la violencia machista, la peor y máxima expresión es el femicidio o feminicidio. En  la violencia vicaria el extremo también es la muerte. En este caso, la muerte de los hijos de la víctima de machismo. Los hijos se convierten en víctimas también.

¿Qué es la violencia vicaria?

La violencia vicaria es un tipo de violencia contra las mujeres en la que el agresor utiliza a los hijos e hijas como instrumento para hacer daño a la madre o la ex pareja.

La psicóloga clínica Sonia Vaccaro, quien lleva estudiando este tipo de violencia desde 2012, es quien acuñó el término. El mismo que se incluyó en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, firmado en España en 2017, reseña la BBC Mundo.

«Le puse vicaria a este tipo de violencia entendiendo la definición del diccionario que dice que tiene las veces, poder y facultades de otra persona», le dice Vaccaro a BBC Mundo.

«Esta es una violencia contra la mujer. Una violencia machista. Que utiliza a sus hijos como objeto para seguir maltratando a la mujer», añade la autora del término.

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Según la experta, es una violencia que va escalando. Y se hace más evidente cuando la mujer comunica la decisión de separarse o después del divorcio. Especialmente, cuando la mujer, separada, rehace su vida con otra persona. Porque esto significa que el agresor perdió el control sobre ella.

Las víctimas de violencia vicaria sufrieron antes violencia machista. O violencia intrafamiliar o violencia de género, según como se le denomine en cada país.

«Generalmente, cuando la mujer plantea el divorcio, estos individuos lo que dicen es: te quitaré a los niños. Esa amenaza está mostrando, primero, que está dispuesto a utilizar a los niños contra ella. Segundo, que sabe que los niños son importantes para ella. Y, por lo tanto, tercero, que los niños son objetos para él», explica la experta.

Para Vaccaro muchas veces no se toma en cuenta la gravedad que tiene esa amenaza. Casi siempre, los victimarios avisan de sus intenciones de dañar.

Caso Yaiza

Cuando es el hombre el que maltrata, agrede o mata a sus hijos con el fin de dañar irreparablemente a su pareja o ex pareja. Es un caso indiscutible de violencia vicaria.

Pero cuando es la madre la que ejecuta el daño, surge el debate. El caso de Yaiza, una niña de cuatro años asesinada por su madre en Barcelona el 31 de mayo, abrió la discusión.

Cristina Rivas planificó matar a su propia hija con el objetivo de hacer sufrir a su ex pareja, Sergio, el padre de la pequeña Yaiza. Dijo que tenía dos o tres meses planeando la muerte de su propia hija.

A Yaiza su madre la drogó. Al ver que no murió por la sobredosis, la asfixió con una bolsa de plástico. Cuidadosamente, Cristina elaboró una serie de cartas para sus padres, su abuela y su ex marido.

Sin tratar de ocultarlo, dejó escrito que quería hacerle daño al padre de Yaiza. Esto, porque en su plan, estaba supuestamente quitarse la vida también. Pero, aparentemente, falló en la cantidad de pastillas que ingirió y no murió.

Ante las autoridades, Cristina Rivas declaró que quería que Sergio “pagara por el sufrimiento” que, a su juicio, él le había hecho pasar.

«Aquí tienes lo que te mereces… Decide si la entierras o la incineras», decía la carta que Cristina dejó a su ex Sergio, padre de Yaiza.

Violencia vicaria de una mujer a un hombre

El caso de Yaiza ocurrió casi simultáneamente, en España, al de Oliva y Anna. Este tuvo gran cobertura y repercusión mediática. Pero el de Yaiza fue silenciado. Algunos creen que se trata de un tema ideológico y/o político.

Sin embargo, Lidia Ramírez, periodista de The Objetive aborda el tema. En su columna titulada: ¿Puede una mujer ejercer violencia vicaria sobre un hombre?, responde categóricamente: Sí. Una mujer puede ejercer violencia vicaria contra un hombre.

Ramírez cita a una experta para explicar el fenómeno.

La violencia vicaria es una violencia interpuesta y que supone «utilizar a otro para hacer daño a un tercero», nos cuenta la abogada experta en violencia de género Paz Lloria. Es decir, una forma de violencia –física o psicológica– por la que una persona ataca a otra con el objetivo de causar dolor a otro individuo”, consigna Ramírez.

De esta forma, se puede dar de un hombre a una mujer. También de una mujer a un hombre. Y de una mujer a una mujer o de un hombre a un hombre. Además, casi siempre, la persona atacada va a ser un hijo de la víctima, aunque puede ser cualquier otra persona.

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