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Trastornos alimenticios: Causas, consecuencias y tratamientos

Los trastornos alimenticios están muy presentes tanto en hombres como mujeres y hoy analizamos sus causas, consecuencias y tratamientos.

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Los trastornos alimenticios no son solo una relación distorsionada con la comida, sino que corresponde a un trastorno de salud mental que debe tratarse de manera integral porque, la obsesión por tener una silueta de impacto, muchas veces hace que se abuse se sustancias anabolizantes, excesivas horas en el gimnasio y altos niveles de ansiedad por conseguir lo que se considera te “hace feliz”. El fenómeno alarma, pues las mujeres están llevando la delantera.

Ya voy a cumplir un año yendo al gimnasio de manera regular y me lo tomé en serio, porque cuando entras en los cuarenta y tantos, la musculatura se va perdiendo y los doctores te dicen que hay que ejercitar para evitar la osteoporosis que en el futuro puede perjudicar tu calidad de vida.

Gimnasio
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En mis tres idas a la semana, veo de todo: Gente que quiere bajar de peso, otros van botar estrés, también están los que quieren conversar y los más “top” buscan tonificar y marcar su cuerpo.

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La verdad es que siempre pensé que eran solo hombres, sin embargo, el número de mujeres que está en esa movida son bastantes.

Por esa razón empecé a buscar acerca de este fenómeno y lo primero que me encontré es con el concepto vigorexia, cuya etimología se desprende de vigor y en este caso vendría siendo como la búsqueda de un cuerpo “vigoroso”.

Asimismo, esta patología tiene su raíz un trastorno mental que se desencadena las alteraciones alimentarias “madres”: anorexia y bulimia.

¿Por qué se genera un trastorno alimenticio?

“Uno de los grandes misterios es el por qué se generan los trastornos alimenticios”, así lo dice la psicóloga clínica, experta en crianza Maribel Corcuera, quien señala que convergen un conjunto de situaciones para que se produzca este trastorno, los cuales son aspectos genéticos, emocionales, biológicos y del contexto en el cual se vive.

Trastorno Alimenticio
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No obstante, la profesional indica que lo que está claro, es que estos problemas comienzan en la adolescencia (10 y 19 años) o en la adultez temprana (20 a 40 años) y da sus primeras señales con el alza o baja de peso, cambios de conductas frente a la alimentación (dejar de socializar por dejar de comer, esconder la comida, contar calorías, sentir culpa o ansiedad por lo que se comió).

Y más allá de la preocupación por el peso, ésta se centra en la comida (voy a comer, no lo haré, qué voy a comer, qué haré después que coma).

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Cabe mencionar que el desorden tiene una dinámica que inicia con la idea de tener un peso determinado. Luego pasa al tema de la comida en sí y finamente salta al cuestionamiento social, que incluye la decisión de si deseo que me miren o no.

Es importante recalcar que las alteraciones alimentarias bases son: la anorexia, la bulimia y el trastorno obsesivo compulsivo, “cada una tiene sus subclasificaciones. Pero en términos generales la anorexia es la más restrictiva y busca la baja de peso; la bulimia comprende el comer, pero luego el alimento se expulsa a través del vómito. Acá no necesariamente hay disminución de kilos y por último el trastorno obsesivo compulsivo es el que implica los conocidos “atracones de comida” y el peso va oscilando», dice Maribel Corcuera.

Vigorexia: ¿De qué trata esta condición?

El Diccionario de la Real Academia Española define a la vigorexia como: “Obsesión patológica por desarrollar la musculatura” y para ser más exactos se puede decir que el psiquiatra estadounidense Harrison Pope en 1993 estipuló el concepto cuando hacía un estudio sobre los efectos que provocan los anabólicos en los usuarios de gimnasios.

En esta investigación se percató que todas estas personas tenían una errónea autopercepción de un cuerpo, pues lo notaban insuficientemente musculado y por eso, su práctica deportiva era en exceso y sus rutinas alimentarias extremadamente puntuales.

En un comienzo este trastorno se denominó “anorexia inversa o complejo de Adonis”, aunque hoy en día se le reconoce como “dismorfia muscular o vigorexia”.

Vigorexia: Una condición que afecta a más mujeres hoy en día

Si te das cuenta, esta situación se vinculaba principalmente a hombres. Pero en el último tiempo a nivel mundial se ha percibido que las mujeres están entrando en cantidades en este círculo.

De hecho, lo confirma la Universidad de Salamanca en España, revelando que existe una prevalencia del 11% entre las usuarias de gimnasios.

La psicóloga Maribel Corcuera comenta que el fenómeno va en aumento porque el ser humano está viviendo más y por eso quiere sentirse mejor y verse más joven, sin asumir un proceso normal que es que la vejez.

Entonces lo que ocurre es que los hombres y las mujeres que le temen comienzan a transitar por la adicción del deporte que se asocia con salud, bienestar y juventud. Lo que que no es una falacia, ya que la práctica de actividad física permite que el cuerpo secrete hormonas que hacen sentir bien física y emocionalmente y al querer seguir experimentando es sensación se torna adictiva.

En lo que respecta a la mujer, la edad en la que se está presentando la vigorexia en mayor escala es desde los 35 años. Etapa en que la sicóloga comenta que se presentan crisis, “ entre ellas: separaciones, maternidad y cuestionamientos de realizaciones personales y laborales, lo que lleva a buscar bienestar en “algo”. Y en este caso es dicha sensación de placer que entregan las hormonas generadas por el cuerpo al hacer deporte y a su vez, tener un cuerpo musculado que permite reafirmar sentirse bien con la imagen y la autoestima.

¿Cómo reconocer a una mujer que sufre vigorexia?

La vigorexia, en mujeres y en hombres, se encuadra dentro de los trastornos obsesivo-compulsivos y, tal como decía la sicóloga no hace fácil reconocer a una persona que la sufre, pues los límites son difusos y sujetos a matices.

Los expertos coinciden en que la vigorexia femenina lleva implícita la superación de los umbrales normales y aceptables de la práctica deportiva y de la percepción del cuerpo. Asimismo las mujeres que la padecen se autoevalúan severamente considerándose: débiles, flácidas, amorfas y con exceso de peso.

Como reacción a ello, se obsesionan con el entrenamiento. Especialmente con ejercicios anaeróbicos de fuerza, alcanzando límites de fatiga que provocan lesiones. Y lo que es peor: modifican sus hábitos alimenticios, recurriendo a sustancias adictivas y peligrosas para la salud cuando se ingieren en grandes cantidades, como los anabolizantes.

Nicolás Corrales, preparador físico del Gimnasio Energy sede Nueva Las Condes, señala “las particularidades de la vigorexia femenina, en comparación con la masculina es que ellas no se obsesionan por musculatura desproporcionada, asociada al fisicoculturismo. Sino estar marcadas y notas que empiezan a obsesionarse cuando aumentan las horas de entrenamiento, cargas y comienzan a asesorarse en la alimentación más proteica. Yo las noto que se ponen más ansiosas, irritables y se miran mucho al espejo para ver si están logrando los resultados”.

Consecuencias de la Vigorexia y sus tratamientos

La vigorexia femenina puede afectar aspectos propios del organismo, en particular, a la fertilidad. Esto ya que puede provocar trastornos hormonales que afectan a su vez al desarrollo de los óvulos, lo que se traduce en una disminución del número de óvulos maduros susceptibles de ser inseminados.

Además, al tratarse de un trastorno obsesivo-compulsivo relacionado con la adicción al ejercicio y a las sustancias para aumentar el rendimiento, puede generar ansiedad, agresividad, angustia y depresión en las mujeres que padecen vigorexia.

En materia de tratamientos Maribel Corcuera, comenta que de acuerdo a su experiencia la terapia cognitivo conductual es bastante adecuada. Esto, debido a que “permite identificar los pensamientos con las emociones y con las conductas que tengo. Desde ese espacio la persona ve por qué lo hace y le da sentido e identifica de dónde viene. En ese minuto logra comprenderlo y cambiarlo. Pero no hay que olvidar que la persona cambiará solo porque ella quiera hacerlo y no porque alguien se lo aconseja”.

Famosas y sus trastornos alimenticios

Son mujeres famosas que al verse expuestas las 24 horas al ojo público se enfermaron y comenzaron a pelear con su cuerpo para verse “hermosas y no cuestionadas”. Ellas desarrollaron trastornos alimenticios y enfermedades muy serias, como: desnutrición, obesidad, bulimia, anorexia.

Conozcamos algunas de las artistas internacionales que han pasado o viven estos dolorosos trastornos alimenticios:

Christina Aguilera

La cantante cuando se dio a conocer en la industria musical cuando era extremadamente delgada en 2012. Años más tarde apareció en los medios algo más robusta y fue blanco de dolorosas críticas.

Sin embargo, con ayuda psicológica el tema del peso lo solucionó, a su juicio, escuchando a su cuerpo y aceptando su constitución. Ir contra su naturaleza la estaba perjudicando, ella no es delgadísima por genética: «Me encanta mi cuerpo, y a mi novio también, y eso es lo importante».

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Hilary Duff

Cuando tenía 17 llegó a pesar menos de 50 kilos y se le desencadenó una anorexia nerviosa. Pero al llegar su maternidad la actriz se recuperó al ciento por ciento. Cuenta que no hace dietas y come con proporciones controladas, además de mucho ejercicio, especialmente boxeo y yoga.

Geri Halliwell y Victoria Beckham de Spice Girls

A Geri el miedo constante a engordar la condujeron a una bulimia que duró varios años. Ella ingresó a una clínica especializada y pudo tratar estos desórdenes. Agradece al cantante Robbie Williams quien la asesoró quien sufrió lo mismo.

Por su parte, Victoria Beckham contó que había padecido bulimia y anorexia. Por lo que llegó a estar obsesionada con su aspecto físico.

“En el gimnasio, en lugar de controlar mi postura o mi posición, estaba más pendiente de mi trasero o de comprobar si mi papada se hacía más pequeña”, indicó.

Christina Ricci

La actriz sufrió anorexia hasta los 16 años y que su recuperación comenzó cuando fue consciente de que podía acabar internada en un hospital. En una entrevista señaló: “La pubertad es muy extraña, pues te conviertes en mujer y todo el mundo empieza a mirarte. Especialmente cuando estás probándote ropa para una película y la gente te juzga por cómo se te ve, así que te sientes muy incómodo. Le aconsejó a sus fans: “Si empiezas a obsesionarte con tu aspecto, necesitas algún tipo de terapia de inmediato. Porque convertirse en algo que no puedas controlar”.

Lily Collins

La conocida hija de Phill Collins luego de padecer varios desórdenes alimenticios, en 2017 protagonizó la película “To the Bone”. Esta famosa película de Netflix, narra su tránsito por la anorexia y la bulimia.

Escribió el libro “Sin filtros, sin vergüenza, sin remordimientos, solo yo” con la idea de ayudar a personas que pasan por trastornos alimenticios.

En una de las páginas dice: “Mi cabello y mis uñas se volvieron frágiles. Mi garganta quemaba y me dolía el esófago. Dejé de tener el período durante un par de años. Me aterrorizaba la idea de que arruinara mis posibilidades de ser madre”.

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